Amigastres

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lunes, 24 de septiembre de 2012

Un año más. Aquí me tengo en los altos de Madrid, pensando en otros tiempos, en el pasado que veo ahora de frente. Como viven en otras culturas, el pasado es lo que ves, lo que conoces y el tiempo es, circular. Así, circulando por el tiempo artificialmente creado.

Sintiendo añoranzas y respentándome a mi, ahora es el momento del respeto, de lo mío. Lo mío vale, ni más ni menos. Que yo también tengo lugar en este mundo, universalmente articulado. Y en lo único que puedo ser única, es en ser yo.

Otro año más.

domingo, 2 de septiembre de 2012


Dos de septiembre y parece que está invitando el otoño; aparece guiñando con su luz de oro. Hace un año se me daba la vuelta y la primavera dejaba verse en el oriente del sur, su luz era amarilla. Y sigo recordando. Como una cuerda que tirar y tira, a veces floja y otras, ardiente...la cuerda de lo vivido, está en mis manos. Cómo puede ser, que hasta en las manos las señales de esa cuerda deja su recuerdo con líneas dibujadas.

Recordando, hace un año y allá estaba yo, en otro mundo, que también era mío, y que también hoy se me "a-cuerda" dentro. Y una cuerda azul, anuda hoy el brillante metal que vestía una mano. Aquí lo tengo junto a mí, está dentro, porque a sí lo siento. Y dentro está lo vivido, lo conocido, lo sentido y lo olido en la tierra de Uruguay. De nuevo viene a mi, porque no se ha ido.



Desde las alcantarillas de Madrid sale un fuerte olor a soledad. Esto es sumado al aire espeso que se presenta tímidamente si el día viene nublado y con cierto toque abochornado. Si un viernes tarde te indunda la envolvente manta de la tristeza seca, no olvides la luz del alba, porque seguro que mañana vuelve a amanecer... salga el sol por donde quiera.