Punta del Diablo.
Donde las olas son más grises y más enérgicas. Donde los mejillones se ocultan bajo la blanca espuma, y allá juntitos, negros y blanca, fusionan mil tonos de colores morados. Si se sabe mirar.
Allá, donde el Diablo sopla a los oídos de quien quiere escuhar. Allá, en otro lugar del mundo, el Diablo te presta su traje añorado de fresco salitre.