Dos meses en Uruguay. Dos meses en una pequeña pero experimentalmente grande ciudad. Hoy volví a acudir a mi clase de tango, después del respiro resfriado. No con tanta ilusión ni con tanta energía, y a pesar de esto, giro va y giro viene entre ochos palante y patrás. Ver cómo el hombre pone el pie en el camino de la mujer, como una trampa, en el baile y ella, y yo, lo salto con punta fina, firme, sutil y pasional. Acaso no es así la lucha de las mujeres, nuestro día a día? Aprendiendo del tango, de Montevideo y de estos aires tan fríos.
Y cada día aprendiendo, oliendo y escuchando. hoy toca a Los Traidores, grupo ochentero, como mi época natal, canción protesta y melancolía uruguassa. Consiguen acercarme un poquito más a esta pequeña ciudad que guarda el invierno como una pequeña pieza de pizarra. Negra y cortante. Pero suave si se sabe tocar.
Pensando ya, qué agonía la mía, en lo poco que me queda en esta tierra. Mientras por otro lado, mi cabeza insiste en "vive, presente, ahora, sin prisa, siente". Qué diferente el día de hoy, en estar tierras a años anteriores, ambos rodeados de talleres Gestalt. Hoy mi gestalt es la vida, el viaje.
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